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Villa del Rosario Actualidad

HLB y la patota: un encuentro caldeado

Entre 800 y 1.000 personas se reunieron este jueves en Villa del Rosario. La titular del Senasa expresó la necesidad de que los viveros dejen de producir a cielo abierto, donde no hubo entendimiento de la mayoría de los presentes.
20/08/2014 23:36 hs

A pesar de que por primera vez llegaba un titular del Senasa a nivel nacional y las abundantes explicaciones de la titular del organismo, Diana Guillen, respecto de la necesidad de que los viveros dejen de producir a cielo abierto y lo hagan bajo cubierta, no hubo entendimiento alguno por parte de la gran mayoría de los concurrentes.

Si bien se remarcó que el único enemigo era el HLB, los asistentes parecieron entender que en realidad el enemigo era el Senasa y aplaudían a rabiar cada intervención que cuestionaba la política establecida por el organismo. Quienes tomaron el micrófono fueron varios de los identificados por DIARIOJUNIO en un informe sobre la “patoteada” que sufrieron los trabajadores del Senasa. Entre ellos, Gustavo Cecheto, Héctor Toller o Cacho Cornaló. Esta vez volvieron a desconfiar de los resultados de los análisis, pusieron en duda los conocimientos de los técnicos del organismo, reclamaron que no sigan destruyendo las plantas porque la cosa iba a “terminar mal” y hasta advirtieron a quienes se sentaron en la mesa que nadie se iba a ir, esperando algún compromiso de no seguir adelante con la resolución del Senasa, objetivo totalmente contrario al que habían ido las autoridades. No obstante, a pesar del clima denso que se respiraba en el ambiente, Guillen no retrocedió en ningún momento en su posición. Finalmente se llevó un petitorio para analizar con los pedidos de los viveristas.

Antes de la reunión, el presidente de la Fecier, Dante Grigolatto, admitió que se vivieron días pasados momentos muy tensos. “Espero que a partir de estas reuniones, que creemos que va a ser de concurrencia masiva porque está llegando mucha gente, podamos encontrarle la solución a esto en el marco de la ley”, indicó.

Grigolatto sostuvo que la única herramienta son las que marca la ley: la plantación bajo cubierta. Además rescató que Argentina está más adelantada que otros países que se dieron cuenta de que tenían el HLB cuando ya estaba “instalado en su citricultura”. Y recordó que en Brasil, Paraguay y Sudáfrica los productores atraviesan una situación lamentable por la destrucción que han padecido en sus tierras.

“Nosotros ya contamos con esta ventaja y no tenemos que desaprovecharla. Está la ley y esperemos que entre todos la entendamos y pronto podamos decir que entre todos estamos trabajando en el mismo sentido que es cuidar la citricultura”, añadió. “Acá tenemos un solo enemigo que es el HLB”, manifestó minutos antes de la reunión además Grigolatto.

De la misma forma, el ministro de Producción recordó que el encuentro realizado el viernes pasado en la intendencia de Villa del Rosario había sido en un clima tranquilo y esperaba que se reiterase ese marco de “respeto” porque venía a plantear con absoluta claridad que había que “cumplir las reglas” pero estaba dispuesto a ayudar con créditos blandos o subsidios con dos años de gracia incluso “a quienes se presentaron en la Justicia” refiriéndose a los viveristas.

A pesar de haber organizado la llegada de la titular del Senasa para que evacue las dudas y el ofrecimiento de ayuda anticipado al inicio del encuentro, el malestar con el que llegaron la mayoría marcó el clima tenso en el que transcurrió casi las dos horas y media que duró el encuentro. De hecho, luego se entendió la numerosa presencia policial en los accesos a la ciudad y al club -incluso había un grupo antidisturbios con cascos y bastones oculto a la vista de los asistentes en una de las tribunas externas al salón- que en un principio parecía un tanto excesiva.

La titular del Senasa abundó en explicaciones técnicas sobre el HLB, la forma en que se presume que ingresó a Corrientes y cómo prevenir la aparición de la enfermedad en la provincia. En ese sentido, Guillén dijo que hace tres años ya que los viveros deberían estar bajo cubierta pero los viveristas comenzaron con la presentación de recursos de amparo para evitar que se cumpla con la ley. Finalmente el plazo venció en septiembre del año pasado. En consecuencia, señaló que iban a aplicar la normativa consistente en la “destrucción de viveros a cielo abierto”. Pero aclaró que “no iban a hacer más daño que el HLB” descartando la posibilidad de ir a las quintas a destruir las plantas entregadas por los viveros en los últimos meses. Por ello, pidió autorización para ir a monitorear constantemente esas plantas.

La primera en cuestionar la política del Senasa fue una viverista de Concordia de apellido Huber quien señaló que fue “vergonzoso” la destrucción del vivero de Omar Trupiano, realizado por el Senasa en la zona de Bella Vista. Trupiano, minutos antes, se negó a dialogar con DIARIOJUNIO. “Ya sabemos de que lado están ustedes”, dijo. Huber, alentada por el griterío a sus espaldas, habló de que se iba a dejar “sin trabajo a la gente”, de la “desaparición del pequeño productor”, indicó que: “no somos tres o cuatro sino que somos la gran mayoría” y pidió “retroceder un paso” en clara referencia a seguir plantando a cielo abierto.

Otro de los productores que habló fue Héctor Toller quien, luego de pedir la instalación de un laboratorio para llevar a cabo análisis de chicharritas capturadas –vector que transmite la enfermedad- advirtió que la cosa iba a “terminar mal” y que la citricultura “no vale lo que vale la vida de una persona”. Al finalizar la reunión, dijo a DIARIOJUNIO que lo planteó en esos términos porque había que ponerse en la piel de un productor de 10 o 15 has. cuyo sustento familiar depende de esa actividad. “Si vienen y te empiezan a erradicar plantas y tenes 55 o 60 años y no vas a conseguir laburo en otro lado, sin lugar a dudas que hay un nivel de exaltación muy grande. Hace 35 años que ando en las instituciones y nunca me toco vivir una situación tan al límite. La verdad es que estamos queriendo apagar el fuego con nafta”, indicó.

Gustavo Cecheto, quien preside una cooperativa a la que el gobierno le subsidió por completo una fábrica de jugos en Villa del Rosario, sentado en primera fila, comparó el HLB con la cancrosis y con el ébola, cuestionó la representatividad de las instituciones que agrupan a los productores, presagió riesgos para los trabajadores de la fruta, los transportistas y los aserraderos. Y hasta llegó a decir que: “sino tenemos producción el año que viene no sé con que vamos a hacer marchar la fábrica”.

Otro de los que habló fue Oscar “Cacho” Cornaló, quien fue denunciado el 31 de julio por el vicepresidente de la Federación de Citrus de Entre Ríos, Elvio Calgaro por amenazas. Se presentó como “imputado” ante la Justicia por “defender a la producción citrícola”. Un productor que se identificó como Primo Rigoni llegó a desconfiar abiertamente del resultado del análisis del Senasa sobre la planta detectada en Mocoretá.

El momento más álgido se vivió cuando Schunk le pidió a Huber que lo dejase hablar. “Señora, yo la escuche respetuosamente, por eso le pido que no meta el pico”, expresó. De inmediato se escuchó una sonora reprobación de parte del público. Huber hasta llegó a decir que “nadie se iba a ir” esperando que las autoridades cediesen. Luego Schunk le pidió disculpas y se descomprimió un poco el clima.

Finalmente los viveristas entregaron un petitorio con varias solicitudes. La más importante, frenar de inmediato la destrucción de los viveros y el urgente resarcimiento económico y asistencia psicológica a los dos viveristas afectados, que se hagan cargo de las consecuencias económicas y sociales generado por las autoridades responsables, que la Justicia no aplique la Ley Antiterrorista porque los productores no son terroristas “sino personas de trabajo” y que se retiren las causas judiciales a los productores encausados.

Guillen se llevó el petitorio para estudiarlo y no se comprometió en dar una respuesta en el acto tal como lo esperaban algunos de los que hablaron en la asamblea. Schunk dijo que tenían que hacerse más reuniones en el futuro. “Se que ustedes están calientes pero tenemos que poner paños fríos. Las autoridades del Senasa se llevan inquietudes que aquí se plantearon y seguramente en los próximos días nos vamos a volver a encontrar”, indicó. Finalmente los productores se fueron y alguno comentaba en la puerta: “Y fuimos livianos todavía”.

El interrogante surge respecto sobre lo que sucederá en el futuro dado que hasta ahora la única resolución vigente sigue planteando la necesidad de plantar bajo cubierta lo que choca con la férrea negativa de los viveristas de la zona.

Fuente: diariojunio

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