Que la sequía se generalice sin excepciones, a esta altura, ya no sorprende a nadie. Como acabamos de ver, las lluvias de ningún modo han logrado generar un auxilio capaz de mitigar la situación, Observemos por ejemplo, que ni siquiera sobre el noreste de la provincia, se ha lograda salir del escenario de escasez extrema.

En muy pocas ocasiones el balance hídrico se generaliza encaminando los resultados hacia la condición más baja de la escala. En lo que va del año, esta situación se ha venido observando con una continuidad muy perjudicial y que en este comienzo de marzo ya no encuentra ni en áreas menores algún reducto mejorado.

Hemos aclarada en varias ocasiones que este es un modelo teórica, que simula la realidad de campo pero no es la realidad. Estimamos que las diferencias pueden estar concretándose en algunos bajos, pero el dominio del patrón seco es inexorable.

Entendemos que los cultivos de verano ya están cerrados y los resultados expuestos. La campaña no será buena, salvo en aquellas afortunadas áreas reducidas y puntuales, donde la casualidad y el oportunismo de algunos chaparrones hayan permitido definir una condición mejorada respecto del contexto general.

La condición de partida que define este mapa, incluso con algunas diferencias respecto de la realidad de campo, es de mucha incerteza para el comienzo de otoño. La transición estacional es la última oportunidad para esperar en un cambio en el comportamiento pluvial. De no mediar esta mejora, habrá que trabajar con mucho cuidado las decisiones a tomar de cara al inicio de la fina.

El seguimiento del patrón pluvial entre mediados de marzo y mediados de abril es el objetivo principal para el monitoreo de las condiciones meteorológicas de gran escala.