“La sequía que afectó a la cosecha de soja y maíz tendrá un impacto directo negativo de aproximadamente 0,75 puntos porcentuales del PIB durante 2018. A ello se adiciona un efecto indirecto como consecuencia de la relación del agro con otros sectores productivos como, por ejemplo, transporte, comercio e industria”, indica el reporte elaborado por Damián Errea y Paola Tassone.

Para formular esta previsión, el BCRA toma como parámetro el pronóstico oficial del Ministerio de Agroindustria, que espera una reducción del 33 por ciento de la cosecha de soja, hasta su peor nivel en diez campañas, y del 15 por ciento en maíz.

Baja temporal

Según el estudio, la baja del PIB desestacionalizado se acotará al segundo trimestre, debido a que es la época en que se produce la cosecha gruesa. Pasada la primera mitad del año, la evolución sería positiva.

Para sostener esta hipótesis, los autores tomaron como parámetro las sequías ocurridas en 2009 y 2012; en ambas, se registró una reducción del producto bruto entre marzo y junio, y un repunte entre julio y septiembre.

En concreto, a partir del desplome de la producción de soja y maíz, el valor agregado bruto de la producción agrícola se reduciría 26 por ciento en el presente trimestre, que arrastraría a una caída del 22 por ciento del producto agropecuario total y una reducción de entre 1,5 y 1,9 puntos porcentuales en la variación esperada para el PIB.

Pasado junio, el producto del agro volvería a los niveles del primer trimestre, y volvería a ayudar a la economía a crecer.