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Cómo configurar el tren de siembra para la gruesa

El especialista Hernán Ferrari, del Grupo Mecanización Agrícola (GMA) e INTA de Concepción del Uruguay, entrada la campaña de granos gruesos, da precisiones sobre las claves a tener en cuenta para no perder rinde.
26/09/2018 08:58 hs

El especialista Hernán Ferrari, del Grupo Mecanización Agrícola (GMA) e INTA de Concepción del Uruguay, da precisiones sobre las claves a tener en cuenta para no perder rinde y así los publicó CLARIN RURAL.

Posicionar correctamente a la cuchilla rastrojera, implica obtener resultados de hasta un 45% más de plantas logradas.

La cuchilla rastrojera será el primero elemento a analizar dentro del tren de siembra. Su principio de funcionamiento se tendrá que basar en remover el suelo al mismo nivel (más/menos 1 centímetro) que la profundidad de siembra, procurando roturar lo menos posible por debajo de ella.

Una práctica frecuente pero dañina para la siembra, es colocar a las cuchillas en profundidad “hasta las mazas”, con el fin de romper posibles condiciones de compactación en el suelo.

Ésta práctica, es perjudicial para la normal germinación de las semillas ya que, al roturar el suelo por debajo de la profundidad de siembra, genera un corte anticipado de la capilaridad normal del suelo.

En cambio, en la posición adecuada, el agua del perfil asciende y hace contacto con las semillas para que las mismas se embeban rápidamente y se inicie el proceso de germinación.

Otra gran ventaja de roturar al mismo nivel de las semillas es que, el agua que está ascendiendo, por el perfil del suelo, chocará contra esta zona roturada por la cuchilla, se cortará la capilaridad a la altura de las semillas y, en consecuencia, se reducirá notablemente el nivel de evaporación del agua hacia la atmósfera, quedando hasta un 60% más de agua disponible alrededor de las semillas.

Esta simple práctica de posicionar correctamente a la cuchilla rastrojera, implica obtener resultados de hasta un 45% más de plantas logradas, acelerar la germinación y emergencia de plántulas en un 70% y aumentar el rendimiento granario hasta un 27%. Por lo que, ésta regulación, es unos de los puntos clave para una exitosa siembra de gruesa.

Por otro lado, es recomendable que sea del mayor diámetro posible para obtener un mejor ángulo de corte y que ruede con menos esfuerzos.

Con un bajo número de ondulaciones (19 – 23) para que realice una buena remoción del suelo, siempre por encima de la línea de siembra, lo cual será muy provechoso por un lado, para los discos abresurcos, ya trabajarán más estable, con menos esfuerzos y con menor desgaste de sus componentes.

Por el otro, para las semillas, ya que el abrir el surco de manera más estable impedirá que los discos se levanten o varíen la profundidad de siembra, sin correr el riesgo de dejar a las semillas en lo seco o directamente fuera del surco.

Será de suma importancia que los discos abresurcos presenten un perfecto estado de mantenimiento, constatando que ambos discos se encuentren en íntimo contacto en la zona del ángulo de corte del suelo (punto de encuentro de los discos). Si no fuese así, el suelo superficial seco, buscará a meterse entre los discos y generará, en el fondo del surco, un tapiz de tierra seca y suelta que se antepondrá a la caída de la semilla, posicionando a la misma, en una condición seca y con la capilaridad del agua cortada por efecto de la tierra suelta.

Por otro lado, discos con luz de encuentro excesiva, generarán un fondo del surco con forma de “W” en vez de la “V” requerida. Una semilla bien contactada en el fondo de un surco con forma de “V” permite que el 70% de su superficie quede expuesta para ser embebida con el agua del suelo que asciende en el perfil por capilaridad.

En cambio, si el surco tiene forma de “W”, no será posible lograr una buena contactación de la semilla con el suelo, quedando solo una disponibilidad del 15% de su superficie para ser embebida con el agua en ascenso, desperdiciando el recurso y retardando su germinación y emergencia.

Se deberá controlar muy bien la carga de los cuerpos de siembra, mediante sus resortes, pulmones o pistones, para que las ruedas limitadoras vayan bien afirmadas al suelo impidiendo que la profundidad se varíe involuntariamente y deje a las semillas en condiciones no adecuadas.

Por lo tanto, la carga del cuerpo de siembra, deberá ser la máxima posible, tomando cómo límite que las limitadoras dejen huellas. Si dichas ruedas marcan huellas sobre el suelo, implica una compactación del mismo, hacia los laterales del surco, lo que impedirá el normal desarrollo de las raíces de las plántulas en crecimiento.

De los sistemas de contactado de semilla disponibles en el mercado será recomendable, para la siembra de gruesa, que sea una rueda ya que, la condición de suelo con baja humedad en superficie, es donde la rueda tiene el mejor comportamiento. Es importante procurar que siempre exista un elemento contactador de semillas y que éste no mueva ni descalce las semillas. Su utilización acelera hasta en un 50 % la velocidad de emergencia.

Por último y no menos importante en el tren de siembra, será establecer la configuración y regulación de las ruedas tapadoras de surco. Para la regular condición de siembra de gruesa, será necesario que dichas ruedas tengan adosados discos dentados o escotados que labren el suelo (para que corten la capilaridad por encima de la línea de siembra dando más agua disponible para las semillas) y aporquen tierra al surco para lograr un tapado eficiente y evitar, de esta manera, que las semillas se deshidraten. Se deberá procurar que los discos estén adosados del lado externo de las ruedas tapadoras, para evitar que los mismos traccionen y descalcen a las semillas, lo que arruinaría el tan buscado contacto íntimo entre semilla y suelo.

En caso de requerir adosarlos en la parte interna de las ruedas, se deberá constatar que la distancia más cercana, entre los dientes de ambos discos, no sea menor a 5 cm. El ángulo de las ruedas deberá ser tal que deje un lomo de tierra por encima del surco, que permita mitigar los posibles problemas de encostrado de suelo, que suceden con frecuencia en la siembra estival.

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