Actualmente, en la Argentina, el área infestada con garrapata comprende una superficie de más de 70 millones de hectáreas, con una existencia ganadera de 9.555.000 cabezas. La provincia de Corrientes tiene su parte norte como zona de control, el centro como zona de erradicación (antes zona de lucha), y el sur como zona indemne. La garrapata es un ectoparásito hematófago asociado principalmente a los bovinos, aunque también existen algunos registros ocasionales sobre otros animales domésticos e incluso sobre el hombre.

Por este motivo, Infocampo consultó a Néstor Sarmiento, técnico del Inta Corrientes, quien aseveró que "la generación con mayor abundancia de garrapatas se corresponde con el otoño. Esto le permite superar restricciones provocadas por las bajas temperaturas invernales y reiniciar el ciclo a fines de invierno y la primavera".

En esta línea, el veterinario resaltó que "la abundancia de garrapatas sobre los bovinos no está controlada solo por las temperaturas ambiente sino que otros factores abióticos (humedad, suelo) y bióticos (carga animal, razas bovinas) juegan un rol preponderante en los niveles de infestación de los vacunos". Actualmente, los acaricidas químicos son el único recurso disponible con que cuentan los productores para el control de este parásito. Por lo cual, es necesario generar información sobre técnicas que disminuyan la frecuencia de aplicación de los acaricidas químicos, a fin de evitar los efectos ambientales colaterales que conlleva este tipo de práctica y para prolongar en el tiempo la presencia de poblaciones susceptibles a los mismos.

Por caso, Sarmiento remarcó que "para la región norte de Corrientes se estima entre 8 y 9 tratamientos anuales, siendo amitraz el principio activo más utilizado".

Y continuó: "El empleo abusivo de acaricidas podría ser considerado como la causa principal de desarrollo de resistencia a los piretroides y una nota de alerta de que podría ocurrir lo mismo con las formamidinas y las avermectinas".