Las de menor escala y eficiencia se encuentran en una situación grave.

La devaluación del peso argentino, sumada a la acumulación de saldos técnicos de IVA, destruyeron la rentabilidad de las empresas más eficientes del sector porcino al tiempo que complicaron la supervivencia de las unidades productivas de menor escala.

Así lo índica un informe elaborado por Juan Manuel Garzón y Valentina Rossetti, economistas de Ieral-Fundación Mediterránea, sobre la coyuntura de las granjas de producción intensiva de cerdos y que publicó VALOR SOJA.

Los establecimientos de mayor escala y eficiencia que se encuentran alejados de la zona Rosario –por lo que acceden a un valor más accesible de los granos debido al diferencial de flete– siguieron manteniendo márgenes favorables hasta el pasado mes de mayo. Pero eso cambió a partir de junio.

“La granja de 500 madres y alta eficiencia ubicada en Malena (sur de Córdoba) tuvo margen de cero peso por kilo en junio de 2018 (+3,2 $/kg si no se descuentan amortizaciones). Y la misma tipología de granja pero emplazada en Rosario perdió dinero con un margen neto de – 1,3 $/kg producido (+1,9 $/kg si no repone capital depreciado)”, explica el informe de Ieral.

En cuanto al modelo de granja de 250 madres de baja eficiencia, el mes pasado registró un margen neto (ingresos descontados todos los costos) de -6,8 $/kg producido en Malena y de -8,3 $/kg en Rosario. Incluso sin imputar amortizaciones ese modelo de granjas pierde recursos (-2,1 y -3,6 $/kilo respectivamente).

“La crisis actual estaría siendo ya más profunda que la del 2016. En el primer semestre de 2016 la granja de menor escala y baja productividad del sur de Córdoba acumuló cinco meses consecutivos de márgenes negativos, una cantidad de meses similar a la que ya lleva este año. Y en junio de ese año el margen neto, medido a precios de hoy, era de -5,3 $/kg, una pérdida 20% menor a la que muestra junio de este año (-6,8 $/kg)”, remarcó el informe (ver gráfico).

“La importante suba del tipo de cambio de los últimos meses está generando más costos que beneficios en la actividad, al menos a corto plazo. El sector no es todavía exportador, depende completamente del mercado interno, actualmente muy bien abastecido, así que la devaluación no ha llegado a mejorar los ingresos. Mientras que, por el lado de los costos, muchos rubros se encuentran dolarizados, particularmente los que tienen que ver con la alimentación animal”, añadió.

Un elemento que agrava el escenario –que no está contemplado en los cálculos realizados por los economistas de Ieral– son los crecientes saldos técnicos de IVA que las empresas porcinas comenzaron a acumular este año a causa de la reducción de la alícuota del 21,0% al 10,5% en la venta de productos vinculados a la cadena (capón y cortes de carne), que comenzó a regir en febrero pasado.

“En junio de 2018, los 16 casos que se monitorean (diferentes granjas, localizaciones, formas de aprovisionamiento del alimento) se encuentran con saldos negativos de IVA (a favor del productor) en su operatoria habitual con valores que van desde -0,12 $/kg producido en la situación más favorable (granja de 500 madres y eficiencia alta que dispone del maíz y elabora expeller de soja a fasón y se encuentra alejada del puerto) hasta -1,96 $/kg en el caso más desfavorable (250 madres con eficiencia baja radicada en Rosario que adquiere maíz y expeller de soja en el mercado)”, alertó Ieral.

El equipo de economistas de Ieral monitorea regularmente la evolución de márgenes económicos en distintas tipologías de granjas de producción intensiva de cerdos. En materia de nivel de eficiencia se definen dos situaciones posibles: productividad baja (2,563 kilos producidos por madre por año) y productividad alta (3,536 kilos).