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Colonia Elía

A sus 85 años, José "Blanco" Egel sigue metiéndole a las arroceras

El productor cultiva arroz desde que tena 15 años, lleva 70 sumando experiencia
El productor cultiva arroz desde que tena 15 años, lleva 70 sumando experiencia
15/03/2021 11:39 hs

El productor afincado en Herrera, Departamento Concepción del Uruguay, lleva siete décadas trabajando en arroz. Desde hace un tiempo- 25 a 30 años- labura un campo en la zona de Colonia Elía, pegado al arroyo “El Chancho”, cerca del Río Uruguay. Conforma una empresa familiar junto a sus hijos y yerno. Si bien el fuerte es el arroz, también hacen soja y otros cultivos, además de ganadería en la zona de Herrera. Es nieto de un inmigrante ruso que llegó a la Argentina desde el Volga.

José Egel, conserva y practica el legado que le dejaron sus mayores que es el de cultivar la tierra, legado que le transmitió a sus hijos. No es fácil seguirle los pasos al “Blanco” como se lo conoce. El hombre tiene 85 años y 70 de arrocero. Nació y se crio en un rancho de paja en una familia de 16 hermanos. Piso de tierra y un par de habitaciones para una familia numerosa como era común en los años 20 y 30. “Teníamos una lámpara para 6 que vivíamos en una pieza, cuidando siempre de que no rompiera el tubo porque no había plata para reponerlo”.Clase 36, José es la cabeza de la familia, el que armó todo en largas décadas de trabajo.

Lunes por la tarde, jornada calurosa, húmeda, inestable en la zona rural de Colonía Elía donde se encuentra la arrocera y algunos lotes, en la parte más alta del campo, con soja. La sensación térmica se hacía sentir, más allá de que el sol estaba tapado por un manto oscuro de nubes que presagiaban lluvias. Alejandro, uno de los hijos, limpiaba el radiador de una vieja camioneta, Raúl otro de los hijos, realizaba otra labor, al igual que dos integrantes más de la familia que se encontraban en el lugar, también se encontraba Nora, quien se encarga de todo lo relacionado a tareas administrativas y de organización. En el lugar se aprecian herramientas-ninguna nueva- por todos lados. También una casa con un par de habitaciones para pernoctar en tiempos de más actividad y un galpón en donde se montó un taller artesanal que los mismos Egel construyeron y utilizan.

José contó que “tiene muchas expectativas con las 250 hectáreas de arroz”. Dijo que “estamos en la parte más linda con el arroz espigado, esperando que madure, que llegue la hora de la trilla y que tenga un precio razonable

Trabaja con 4 bombas que el mismo, acompañado de sus hijos, diseñó y puso en funcionamiento, aunque, destaca, el “precio de la energía eléctrica es muy elevada y cada vez se hace más difícil trabajar”. Recordó que lleva “setenta años trabajando como arrocero. Indicó que un campo que trabajaba -detalla- con “los canales hechos , los barretones, todo”, tuvo que dejarlo,” porque no me daban los números para pagar la energía”. Es así que “tuvimos que guardar los motores en el galpón”. Cuenta que lloró cuando se retiró de “ese campo, porque allí sembraba 700 hectáreas y había dejado parte de mi vida”. Señaló que “armar una estructura en un campo para sembrar arroz no es fácil”. Acotó que “requiere mucho sacrificio, horas y horas de trabajo que terminaron siendo casi en vano”.

Bombacha, camisa de trabajo desabrochada, alpargatas y una gorra de las de antes, la vestimenta de laburo de un hombre, recordamos, de 85 años que llega desde su Herrera natal, conduciendo su camioneta, baqueteada por el trabajo, a las 8 de la mañana y se retira con las últimas luces del día. Con una vitalidad y lucidez que asombra contó que en “este campo de Colonia Elías llevamos unos 30 años, en el medio de una encrucijada, porque falta poco para la trilla y no sabemos si el arroz va a valer, si vamos a tener un precio razonable que nos permita seguir trabajando. Hoy-sigue- los costos son muy elevados. Días pasados fui a comprar un bolillero para una de las bombas y tuve que pagar $10.000 y tenemos entre 6 y 7 bombas trabajando y cualquier rotura demanda una erogación de dinero elevada”.

Remarcó que conforman “ una empresa familia con los hijos y no es posible que sigamos achicándonos por el simple hecho de querer seguir trabajando. Llegamos a tener poco más de 700 hectáreas de arroz y hoy hacemos 250. El número es claro y evidencia que algo anda mal”. Opinó que “por los altos costos zonas tradicionales de arroz como en la que nos encontramos, Santa Anita, San Salvador se están achicando y destinando los campos para otros cultivos o ganadería”.

Egel recordó que comenzó en el “mundo del arroz con una superficie de 5 hectáreas, insignificante si se las compara con las extensiones de hoy día”. Acotó que “se obtenían buenos rindes, el arroz valía, y no teníamos los problemas de las palomas al momento de sembrar”. Señaló que “las taipas las hacíamos a pala, uno de cada lado; mientras que el pozo lo hacíamos cerca de un curso de agua; mientras que la cosecha era manual con hoz, segadora, arrodillado todo el día, se juntaba secaba y se llevaba a la Cooperativa de Basavilbaso”.

Finalizó diciendo que tuvo que “vender algunos lotes para pagar deudas contraídas para trabajar”.

Especial de Fabián Miró

Colonia Elía arroz

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