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El pulso de la campaña

China se va a quedar con las ganas de comprar mas sorgo Argentino

Advierten que la falta de semillas puede menguar el área sembrada.
Advierten que la falta de semillas puede menguar el área sembrada.
23/08/2021 18:34 hs

En la última campaña crecieron tanto la producción como la superficie ocupada por el cultivo y la última cosecha representó un incremento de 900.000 toneladas sobre la del año pasado.

La campaña 2020/21 de sorgo culminó con un crecimiento en su producción del 36% respecto al ciclo previo hasta 3,4 millones de toneladas, mientras que la superficie ocupada por el cultivo tuvo una expansión del 26% hasta alcanzar las 950.000 hectáreas, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

De esta manera, la anterior campaña tuvo una cosecha de 900.000 toneladas superior a la campaña 2019/20, mientras que en lo que respecta al área, el incremento fue de unas 200.000 hectáreas.

Sin embargo, como informó Campo en Acción el 13 de este mes, los problemas en la producción de semilla de sorgo, donde se destacan el pulso seco generado por “La Niña” y los daños ocasionados a raíz de la aparición del “pulgón amarillo” han generado una menor oferta de semilla, la cual no alcanza para cubrir la demanda existente. La sentencia resulta de una ronda de consultas encarada desde la Bolsa de Cereales a su red de colaboradores (ver nota completa aparte).

Este crecimiento exponencial en ambos índices, de la mano de buenos precios internacionales, pero también producto de mejores rendimientos frente a otros granos gruesos como el maíz o la soja frente a inclemencias climáticas, comenzó hace ya tres campañas, pero promete tener una nueva expansión en su superficie en el ciclo por venir.

Si bien el sorgo comenzó un proceso de expansión y de recuperación de superficie a nivel nacional, muy lejos se encuentra de los índices que supo tener en las décadas de 1970 y 1980. Por esos años, la superficie del cultivo variaba entre 2,5 y 3 millones de hectáreas con una cosecha récord obtenida en 1982 con 8 millones de toneladas.

En diálogo con Télam, el presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino, Alberto Morelli, destacó que la marcada caída en área y producción se debió a cuestiones de mercado, por la demanda mundial del grano, conjugada con un retraso tecnológico en el cultivo respecto al maíz.

Las exportaciones a China

“Hoy hay un nuevo crecimiento por la necesidad de China, porque la mayoría del sorgo que exporta Argentina va a ese destino para la elaboración de una bebida local. Importan desde Estados Unidos, Argentina y Australia, que aportan el 95% de lo que se comercializa a nivel mundial”, detalló.

China es el máximo comprador, porque de las 11millones de toneladas que se comercializaron a nivel mundial, 9,8 absorbió el país asiático, indicó Morelli.

Según un informe de la Bolsa, Argentina en el 2018 concentraba el 60% de sus exportaciones a Japón y el remanente se distribuía entre Chile, Estados Unidos y Colombia. En el 2019 China apareció con compras por poco más del 40% de las exportaciones del país y sólo un año después acaparó el 80% de los despachos. En lo que va del 2021, las compras del gigante asiático crecieron hasta el 95% de los 1,1 millones de toneladas que el país exportó en dicha campaña comercial.

Para las campañas venideras, Morelli sostuvo que las expectativas son muy buenas. En esta campaña (2021/22) ya no se consiguen semillas de sorgo.

En lo que respecta a la variedad granífera, detalló: “Se estará por encima de las 1,1 millones de hectáreas, a lo que hay que sumarle el sorgo forrajero y el que va a silo, por lo que estaríamos en el 1,5 millones de hectáreas”.

Todo esto es traccionado porque tiene un mercado con precios futuros que hace rato que no tenía. El año pasado estuvo entre US$ 10 y US$ 20 por encima del maíz cuando siempre los estuvo por debajo de esa proporción, concluyó Morelli.

Por su parte, el ingeniero agrónomo Martín López, opinó que «el aumento en la superficie tiene que ver con el clima, porque el sorgo es un cultivo que aguanta mucho las condiciones de bajas precipitaciones y de lluvias que hemos tenido en los últimos años en comparación con la soja y el maíz.

“En condiciones de años en los que llueve poco, tiene muy buenos rendimientos por hectárea. Esa es la parte más positiva, pero lo no tan positivo es que es cultivo complejo de hacer porque hay pocas herramientas para manejar las malezas, que conviven con este desde el principio del cultivo”, explicó.

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