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Villaguay

Con casi 10 toneladas por hectárea los hermanos Giorgio regresaron a las arroceras por la puerta grande

En plena recolección esperaban obtener no menos de 8.000 kilos por hectárea.
En plena recolección esperaban obtener no menos de 8.000 kilos por hectárea.
29/04/2021 08:21 hs

Tras cuatro años de ausencia, en La Providencia regresaron al cultivo de arroz con muy buen suceso. La expectativa de los hermanos Giorgio es recoger entre 8.000 y 10.000 kilos por hectárea al cabo de la trilla que iniciaron en compañía de Campo en Acción sobre un lote de 60 hectáreas de su establecimiento ubicado en Paraje Almacén Medina, Villaguay.

Después de abandonar la práctica regular de la producción del grano regional fruto de las consecuencias de un tornado que devastó las instalaciones, la familia decidió volver al ruedo fruto de la insistencia de hijos y sobrinos. Y a juzgar por los resultados esperados, no les fue para nada mal.

Rafael Giorgio describió que “desde siempre” la opción fue trabajar con granos y carnes sobre 1.200 hectáreas. Como habitualmente se dice, se trata de un establecimiento de producción mixta en la que se privilegia la ganadería a ciclo completo, con preferencia de ternero de invernada ayudado con maíz y verdeo de invierno. Siembran maíz para consumo, algo de lino, este año la gran ausente fue la soja y el sonado regreso del arroz.

“En un momento hacíamos novillos para exportar pero nos retiramos por el cambio de políticas que pusieron al precio del novillo de exportación como el de vaca gorda” sentenció Rafael poco antes de mostrar sus cartas preferidas: “Por herencia de nuestro padre nunca salimos de Angus y si es colorado, mejor. Sumamos inseminación artificial pero cuando compramos toros son colorados”.

A los terneros los alimentan a maíz y mucha alfalta, y de ser necesario suplementan. Para el ganadero la sanidad es sagrada, porque –argumentó- “acá hay que controla muy de cerca a las tropas por la aparición de mancha y carbunclo”.

Del arroz recordó que solían plantar 500 hectáreas. “Teníamos armado el ciclo, pero en 2013 nos azotó un tornado que se llevó hasta el molino. Un par de años más tarde dejamos el cultivo. Ahora volvimos con el empuje de mis hijos, que son ingenieros agrónomos”.

A la soja la describió como “ingrata en la zona”. Argumentó que “cada tres años se pierde una cosecha, la estadística nos indica eso. El arroz es más noble porque uno maneja un factor clave como el agua”. Riegan por manto, toman el recurso de pozos profundos, de entre 80 y 100 metros con motores a explosión y eléctricos, según convenga. Contó que es “una lotería” la elección del insumo para sostener el riego y con sus propias palabras fundamentó la descripción: “En esta campaña arrancamos con un gasoil de 48,50 pesos y ahora estamos en 86 pesos y con la energía eléctrica no se sabe que va a pasar. La elección entre gasoil y electricidad es como tirar una moneda al aire”.

El productor aportó que están flojos de infraestructura pública en la zona. El camino es una traza de fino ripio que ante la descompactación se destruye con las lluvias. “Hoy cuenta salir hasta con vehículos de doble tracción y antes lo hacíamos con tracción simple” sentenció.

Al enumerar ausencias de servicios puso en valor la conectividad, que definió de complicada. Dejó saber lo mismo que la mayoría de sus colegas productores: “Para sacar cartas de porte, guías y pagar cuentas es necesaria la conectividad hoy en día. Sin inversiones particulares no funciona. Acá llega el servicio de teléfono con días donde hay señal y otros en que no”.

“La campaña arrocera se presentó muy buena, con un inicio complicado” contó Facundo Giorgio al dar cuenta que tras la siembra del 15 de octubre se sucedieron heladas que afectaron el normal nacimiento de las plantas. “Regamos para emparejar y se equilibró todo” contó entusiasmado.

La elección de la variedad no es casual, usaron Gurí porque es la que conocen porque la cultivaron por años y nunca los defraudó. La simiente creada desde INTA con el apoyo de la Fundación Proarroz tiene más de una década de presencia en el mercado y al día de hoy es imbatible, desde la perspectiva de los Giorgi.

Trataron contra capín y el ciclo siguió su marcha triunfal rumbo a los 10.000 kilos buscados por cada hectárea plantada. “No hubo sobresaltos sanitarios. No hicimos aplicaciones de fungicidas preventivas” aportó el sembrador que le bajó la espuma al optimismo cuando habló del futuro inmediato: “No sabemos si volveremos a producir arroz, esa es la verdad. Por las políticas de este país las decisiones son a corto plazo, queremos repetir y ampliar la superficie, pero veremos”.

Por si hiciera falta reforzar la idea, su hermano aportó que “cada establecimiento debe tener sus costos ajustados, incluida la amortización de maquinarias. Quien no hace así termina con maquinarias muy viejas creyendo que ganó plata. Poniendo todos los costos este precio actual del arroz conviene”.

Daniel Aguilar / Campo en Acción

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