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Los robots no son para dar más leche, llegaron para mejorar la vida de las vacas y los tamberos

Bono ordeña 36 litros diarios a sus 160 vacas, quiere ir por más y llegar a 45.
Bono ordeña 36 litros diarios a sus 160 vacas, quiere ir por más y llegar a 45.
24/05/2022 18:15 hs

Entre los tantos hilos que dejó Todo Láctea para que tiren quienes quieren saber más sobre mejoras en productivas se destacan los tambos robotizados. El bienestar animal es la principal ventaja que genera la tecnología, aún incipiente en la Argentina, y la herramienta financiera se constituye como una necesidad si el plan es expandir el modelo.

La exposición de Villa María, con sus recorridas por establecimientos de la región, permitieron a Campo en Acción conocer de primera mano la experiencia de algunos tamberos que ya están ordeñando con los fierros de última generación.

Martín Bono lo hace desde hace 20 meses en su explotación ubicada en Oliva. Cuenta que los robots “a nadie quitan el trabajo, pero hay que reordenar los esquemas”. Con una experiencia de 25 años al frente del emprendimiento familiar que inició su abuelo, detalló que el establecimiento se expande por 70 hectáreas, de las cuales 55 son cultivables.

“Al ser un campo bajo,- un canal lo atraviesa-, levantamos un galpón donde hacemos todo”, sentenció y siguió con que su rodeo es de 160 vacas y sus robots ordeñan, cada uno, unos 53 ejemplares tres veces al día. De lo que viene aportó que intentan llegar a 180 cabezas con una proyección de 45 litros diarios; por ahora se conforman con 36. “El confort que tienen las vacas nos permite pensar en crecer” tiró.

Dos matrimonios se ocupan, por turnos, de manejar el tambo y la actividad va desde las cinco de la madrugada a las nueve de la noche. Se suma personal de limpieza específica de los robots y otro grupo hace el mantenimiento de todo el establecimiento. Precisó que “hay mucho trabajo por hacer, esta tecnología suma calidad de vida para los animales, pero también para los trabajadores”.

Recordó que cuando se inició tenía una sala de ordeñe con 60 años de antigüedad, “las paredes estaban pegadas con barro”, comentó. Dijo que el salto hacia la robótica “fue muy grande” pero que “este sistema está pensado para el trabajo familiar, es espectacular”. A su juicio, la lechería va hacia la concentración de vacas con tambos más grandes y la robótica es una opción e fuste para las explotaciones más pequeñas.

Para llegar al tambo de Oscar Fornasero hay que ir hasta Colonia Dos Hermanos, en la zona de Morteros. Cuentan que en el lugar pusieron en marcha el primer robot del país, hace cinco años.

Si bien Fornasero es tambero desde la cuna, -el establecimiento está en la familia desde 1937-, no le tuvo resquemor a la modernización en un momento donde la robotización era casi una palabra desconocida.

“El objetivo fue humanizar el trabajo, sumar tecnología para mejorar la calidad de vida”, contó y explicó: “La adaptación de la vaca fue lo más fácil; tenemos unas 60 por robot y el ordeño es de 2,7 por día. Muchas veces me quedo viendo las labores nocturnas y me emociono. La mansedumbre es total”.

Es Daniel, su hijo, quién se anima a ir por más cuando dice que el sistema se expandirá en el momento que aparezcan los créditos para incorporar los fierros. “Con facilidades aumentarán los robots en los tambos”. Para alejar vendedores de espejismos aseguró que “el bienestar animal es lo más importante, con los robots las vacas pueden llegar a dar algún litro de más pero la diferencia está en la calidad de vida”. Deslizó que el sistema se adapta a cualquier ambiente y modelo de trabajo, sea tabulado, semi o completamente pastoril. Especificó que la única limitante es que pueden ordeñar una cantidad determinada de animales por equipo.

Para el final dejó una esperanza: “En mi caso, al tambo lo mamé de chiquito, amo está actividad; pero vVeo que el futuro es crítico, es una tarea cotidiana y la continuidad familiar es una clave para seguir. Creo que van aquedar los tambos grandes y eficientes. El sistema cooperativo es una salida y el robot una herramienta a tener en cuenta”.

Miguel Ruberto / Campo en Acción

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